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Desde afuera se vio, observo lentamente sus movimientos, notaba que tamborileaba sus dedos contra la mesa, tarareaba bajito, se secaba las manos  por el sudor, volvía a tamborilear, sus pies marcaba un ritmo apurado, se veía las axilas empapadas en su camisa, sus ojos eléctricos mirando a cada segundo su reloj, creyendo como en video que las personas se mueven rápidamente acelerando el paso como si el tiempo fuese un punk ramonero  que escupe todo en dos minutos o menos, pero no fue así; tal vez fueron los veintitrés minutos más largos que vivió, los más largo que tuvo para observarse y darse cuenta que tenía que volver a él, había cosas que arreglar y cambiar, pero aun no sabía en que debía mejorar, sintió eso y fue fuerte ese sentimiento, aún más intenso que una intuición, como si el destino había preparada en su hoja de vida, que ese sentimiento era el que tenía que ser.

El mundo se paró cuando una mujer rubia, de ojos negros hundidos y con grandes bolsas debajo de ellos, con pelo descuidado y aspecto de sucio, muy flaca  y ropa hecha harapos, con una mirada un tanto perdida como si estuviese bajo los efectos del ácido; se dirigió directamente a la mesa, como si hubiese sabido de antemano que allí estaba,  se sentó frente a él, mientras él seguía afuera observándose, ahora sin sorpresas, fue muy clara y concisa a la hora de hablar y sin más le dijo:

-“ El amor no es una sensación, es un sentimiento eterno, nunca acaba, nunca muere, solo creemos que sentimos que se muere, pero en realidad amamos a muchas personas y declaramos  amor a quien no nos corresponde, o sea que amamos a quien no nos ama y nos ama a quien no amamos”.

Su mirada tan perdida bajo esos ojos cansados, lo asusto, el mundo siguió girando, el totalmente desconcertado le dijo:

-“no entiendo”

-“nunca te acostumbraste a vivir, te despojaste de la idea de vivir, de llevar una vida y creíste que eso te daba derecho a quitarle a los demás  a lo que nunca te acostumbraste. ¿Sabes quiénes somos? ¿De qué estamos hechos?”

Él había salido de esa sensación de sorpresa, comenzó a tener sus sospechas, mientras la mujer seguía

-“estamos hechos de pensamientos e ideales, de suposiciones y miedos, de sentimientos y de conciencia y vos, vos tenes culpa. Culpa generada por la conciencia”

-“¿culpa de qué? ¿Porque?”

-“¿te viste afuera observándote?”

Ahí, definitivamente, siento el peso de la condena de su consecuencia, supo de que hablaba esa mujer, confirmo su sospecha, cayó en la cuenta que ella había descubierto su aberración, pues ahora había liberado esa enorme carga.

-“si, me pareció verme”

-“¿por eso estas nervioso?”

-“no”

-“amar no es morir”

-“ya sé dónde estoy, pero no sé que soy ¿estoy muerto?”

-“estas purgando”.

La mujer se levantó y se fue , desapareció ;entonces  el salió corriendo de donde estaba, miro desesperadamente para todos lados, buscándose, no se encontró y otra vez todo se aceleró, ya no había reivindicación ni esperanza , volvió a rondar entre los humanos invisiblemente, esperando pagar o liberarse.

 

Drake Ramoray

Alma vaga

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