top of page

Cuando sintió que había llegado a su techo, a su máxima expresión aspiracional, le surgió incomodidad como emoción primera, luego la decepción se adueñó de él, aun así era una consecuencia a sabiendas; había caminado por nada, solo insistió en su capricho existencial que no lleno ni siquiera un gramo de su corazón. Para compensar ese capricho que lo mantenía en pie, suministraba diariamente un mecanismo de ilusión y no solo para consigo, sino para con todos y eso lo hacía perfectamente.

Su búsqueda incesante y aun más perseverante, intentaba abrir un hueco en el futuro, la impaciencia le carcomía sus deseos y lo hacía pensar rápido, trabando su legua sin pelos e intercambiando palabras en las oraciones, estaba apurado; algo o alguien le dijo que no le va a agradar lo que iba a ver su futuro, no obstante hacia regresos constantes al pasado para arreglar y tener su futuro perfecto.

Su visión presencial de la vida era bastante optima, pero su inteligencia era pesimista, centralizaba sus emociones como si fuese la plaza del pueblo y ahí las hacia girar, tal vez para mostrarlas o entrenarlas, quien veía semejante desfile, quedaba perplejo por la variedad incoherente. Había un convencimiento propio en el que era intentar materializar todos los conceptos, para no sentir la conexión emocional y ser inerte, insensible, solo un sistema funcional perfectamente humano y así poder ser parte consiente del tráfico de almas afectadas emocionalmente y colocarlas en algo inútil, donde nunca más pueda ni salir ni recordar del cuerpo que había habitado y no generar más desparpajos sociales, sino generar seres  autómatas inconexos y despejarlos de todo tipo de adueñacion.

En todo esto, había un sentido socialista en el, un sentido de equidad, teóricamente romántico y precioso, soñador y posiblemente practicable en los cuerpos sin alma, desafectados de emoción y remordimientos, rebeldes a la nada misma y libres de incertidumbres, sin posesiones, ni siquiera de sus propias palabras, sistemáticos y precisos, incurables.

Pues decidió acabar con esa sensación, la llanura apacible lo esperaba y por ella fue, se arrojó a ese vacío, por fin arriesgo su pellejo de forma real, comenzó a moverse en distintas direcciones sin motivo y con alegría porque logro adueñarse de esa incertidumbre que lo cubría desde siempre, tapado de miedo, succionando desde la más mínima expresión y creador de este sueño utópico y pobre; se despertó en el camino y fueron tantas las emociones encontradas, que acabaron por romper ese ideal de ser sin alma emocional, inconexo y perfecto que la garganta le quedo chica cuando tuvo que tragarse su orgullo.

 

Drake Ramoray.

Soñar despierto

© 2023 by WRITERS INC. Proudly created with Wix.com

  • facebook-square
  • Twitter Square
bottom of page