top of page

Cantaba bajito, como susurrando, dejando el alma al viento, que vuele; pensaba hablando, hablando solo, solo en la oscuridad, en la oscuridad de su cabeza; esa mente negra que no veía nada, que no encontraba nunca, pero nunca lo que buscaba debido a esa oscuridad.

Miraba y miraba lejos, sin fijar un punto, porque nunca supo que era lo que quería ver, tampoco estaba muy interesado en mirar. Cuando escuchaba, escuchaba lo que podía, nunca lo que quería, aunque sabía que era circunstancial, que todo se lo llevaba el viento, como su alma cuando cantaba bajito, como susurrando.

Su sensibilidad al tacto nunca era buena, no tocaba lo que quería, agarraba lo que podía, porque nunca estuvo en el mismo lugar, lugares que nunca extraño, tal vez porque nunca palpo las cosas de cada lugar que estuvo, solo sabe que nunca supo nada o casi nada.

Pero cuando caminaba, caminaba mucho, a tranco largo, más bien rápido y siempre, pero siempre cantando bajito, como susurrando, dejando el alma al viento y por difícil que parezca, lograba caminar rápido y cantar bajito sin sobresaltos.

No es que no sabía dónde iba, si había algo que si sabía era a donde iba, sabia de sus pasos, sabia el camino, el único rumbo a recorrer, que lo llevo a lugares, que lo hizo vivir, vivir intensamente para sí mismo; parecía conocer sus pasos, nunca supo nada, pero lo único que sabía era donde tenía que ir, siguiendo plenamente sus pies, que eran su brújula, su modo de trasladarse, su norte; solo sus pies tenían un destino, un rumbo a seguir, que no solo quería seguir, sino que sabía que iba a seguir, solo eso.

 

Drake Ramoray.

El ser que queria ser

© 2023 by WRITERS INC. Proudly created with Wix.com

  • facebook-square
  • Twitter Square
bottom of page