
Dos caballos grises corriendo sobre una pradera, ese era el cuadro, una imagen enmarcada, tal vez un poco ordinaria, que hacia un pequeño homenaje a este animal tal fiel y útil en la historia que siempre paso desapercibido, según el.
Una pava a que estaba a punto de hervor, cuidadosamente vigilada para preparar el mate; un bostezo que luego le lleno los ojos de lágrimas, parecía pesado porque fue largo, abrió grande la boca, pero como buen chico educado se la tapo, así le habían enseñado sus padres. Esa mañana era calma o al menos en su casa se sentía calma. Hacia un par de días que un insomnio lo acechaba lentamente, no estaba descansando bien, no podía llegar a la profundidad del sueño, sin embargo no tenía demasiadas quejas por eso.
Mientras colocaba la yerba, se sienta y abre un libro, automáticamente lee el último párrafo o las ultimas oraciones, creyendo ingenuamente conocer el final y supo tan rápido como se fijó, que no entendía absolutamente nada y ese fue el motivo para dar inicio a la lectura. Cuando vuelve a abrir "Pájaros al azar" de Alberto Salvatierra, tiene un deja vu y queda inmóvil unos diez segundos, vuelve a apoyar sus ojos en la lectura y en la cuarta hoja del capítulo uno, cierra los ojos y cae en manos del sueño, ese que se estaba ausentando de hacia un par de días; alcanza a meterse bajo las sabanas y rápido comienza a soñar y sueña, sueña en retrospectiva, vagamente sobre sus decisiones que fueron marcando el camino, de momentos inesperados con gente inesperada; sueña que va a lugar inexistentes y a lugares que ya fue, pero no son iguales; sueña sobre el deseo de intentar lo que siempre quiso, el deseo de concretar ese intento, sus ambiciones más grandes, la importancia d
En los hechos menos importantes de su vida, sus malas actitudes que tuvieron compensaciones en otras partes de sus hechos vividos. A grandes rasgos fueron conceptos generales los que padeció en este sueño, que tenía una historia y un hecho concreto, pero todo era confuso; claro, es un sueño y darle coherencia era imposible, porque sino no sería un sueño; lo que si recuerda con una precisa claridad es esto "salió caminando, cruzo la puerta trasera del edificio, miro el cielo y creyó que todos los pájaros tenían el mismo destino", y esto era la última oración del libro que miro con la idea de empezar a leer.
Drake Ramoray.