
Cierta noche cuando revisaba su billetera, porque el tiempo se había estancado y no supo otra cosa que hacer, levanto la vista y enfocó un espejo al final pasillo y camino llamativo a hacia él, con atracción indescriptible del momento, y vio su reflejo infinito, vio muchos el, aquella infinidad de imagines repetidas le causo rechazo como nunca antes, para con él y con los demás, aunque en ese momento no supo porque pensó en los demás, tal vez porque pudo apreciar la imagen que da al resto, no encontró razón para dicho pensamiento. El incienso se quemaba, pero era tan ordinario que no se podía distinguir, era la mismo que nada, un humo cualquiera, o era solo la ilusión de incienso que imaginó frente a su espejo, que no lo sintió propio, sino un paralelismo, una línea trazada entre Dios y el Diablo, en la cual vivian estos humanos y ellos observaban desde semáforos manejando el mundo con ellos; razono entre esa dicotomía de Dios y del Diablo, de que en realidad son una misma esencia dividida en dos, que de tanto en tanto cambiaban los roles para ver que se sentía ser el otro, para ver como veían las cosas los; razono frente a ese espejo que hay otro igual a él, que cuando él duerme el otro está despierto y viceversa; razono que el mundo nace y muere a cada instante y que el pasado es ilusorio, que nada existe, razono que en un chasquido todo lo que había construido mentalmente y todas esas ideas existenciales que los acompañan y eran parte de él, habían sido destruidas por ese espejo horrible, todo hasta ese momento fue una cosa y después de ahí otra; razono que la bisagra de su vida, el segundo aire, el vértice, la curva de noventa grados, ocurrió ahí, frente a ese espejo que reflejaba miles de él y de vaya a saber cuántos más de él y no solo de él, sino de otros miles que se miraban a otros espejos horribles y que solo los iluminados no se reflejaban, pero nunca conoció a un iluminado, no conoce otro mundo que no sea el de él, no conoce otra cosa que no sea un espejo que refleje, no conoce otra cosa, otro experimento, otro terrestre que no sea el, no conoce ni su propio ego, no conoce nada.
Drake Ramoray.